La vida es así, con tonos de grises y estridentes colores
¿Qué otra cosa puedo hacer? canta Cerati en mi radio, y en su cama de hospital, en su inmenso silencio… seguramente esté gritando : “ si no salgo de esta, otro crimen quedará sin resolver”…Yo puedo responderle simplemente: no lo sé, ¿cuánto falta no lo sé…? Vos podés Gustavo, o este crimen quedará sin resolver…
La vida nos sorprende para bien y para mal. Cerati me acompañó en mi juventud en sus canciones de Soda Stereo, y seguirá siempre junto a mi, desde su silencio, desde su presencia o desde su partida… será así, pero todos lo queremos vivo y cantando, eso es seguro...hoy los grises lo acompañan...
La vida es así, con tonos de grises y estridentes colores.
Hoy leí que nació Julia, la nieta de José Zúñiga, un poeta español que le canta a las cosas significativas de esta vida, y le escribí en su blog. “Que Julia tenga mi bienvenida, aunque aún no la entienda. Y seguirán naciendo Julia(s), como la tuya, para engalanar la palabra vida y darle más color a los grises de la existencia... la niñez trae colores nuevos y necesarios”, le escribí esto desde el fondo de mi corazón, porque eso es lo que siento.
La vida es hermosa, no tiene más que invitarnos a vivirla y nosotros aunque no aceptemos ya estamos vivos hasta el día de la partida…
A veces las partidas son simples y otras veces más complejas, unas livianas y otras pesadas, unas instantáneas otras sin que se las espere…y muchas son muy injustas y tempranas , mucho más en este mundo convulsionado por el transito apresurado. Quedan vidas en las carreteras, en las esquinas y en las oficinas, forma muy frecuente cuando la que transita locamente es la sangre, por nuestro cuerpo estresado…
El transito y el transporte son culpables de las partidas y las llegadas de la vida a este mundo. Y si, pensemos por un momento, llegamos a esta vida transportados por el arrastre y la carrera contra la corriente de una serie de seres que llevan como carga la mitad de la llama inicial de nuestra vida, como si ella misma decidiera que se le forjara de una manera vertiginosa. Nos crean en la velocidad, el calor y la explosión y desde ahí somos cambio continuo hasta que se decida nuestra partida…y digo “se decida” porque de alguna manera alguien la decide: un accidente, un incidente, el tiempo, un loco asesino, nuestro propio corazón empujado por otros protagonistas internos, o nosotros mismos, nuestra esencia cansada de vivir. Alguien, algún dios vivo o muerto, o alguien que juega a ser dios, detiene el tránsito interno y así muchos crímenes quedan sin resolver…luego, a los que nos toca quedarnos, la tristeza nos agobia, y mucho más si debemos esperar la decisión de algún dios, sobre la última gota de vida de un ser amado que necesitamos de alguna forma…
Por otro lado el nacimiento nos regocija y sigo pensando en Julia, que ha sido recibida con alegría y todo lo que necesita para la vida, le esperan versos de su abuelo y un mundo nuevo por descubrir, ha dejado su universo cálido en el interior de su mamá para salir y alegrar la vida de toda su familia … trajo consigo nuevos colores que cubrirán su vida y la de los que la han esperado con tanto amor.
Algún día quizá me toque ser abuela, ( ojalá que falte mucho tiempo) y veré en perspectiva mis días de madre, las noches sin dormir, los sustos, las alegrías, los desniveles económicos y las privaciones, todo por ellos, esos que hoy son tan grandes como nosotros y hasta nos prestan su ropa, nos colman de alegrías y le dan cada día más color a los grises de la existencia…
Y, cuando algún dios decida mi partida… quizá me diré "¿qué otra cosa puedo hacer?"
Luego, seguramente, ese crimen quedará sin resolver…
Sandra Gutiérrez Alvez