El hilo de este reino


Este blog ha acompañado el crecimiento de mi humilde obra desde 2008. En él guardo versos improvisados, poemas que amo y letras sueltas, pero todos ellos conforman este puzzle que soy, un ser en crecimiento, una amante de la palabra, un sueño de poeta.
Sandra Gutiérrez Alvez (Salma)

lunes, 26 de abril de 2010

¿me acompañas?

Este  último viaje fue corto, decidí volver antes de lo pensado.
Apronté mis maletas y las fui llenado, hasta que me di cuenta que las había llenado demasiado. Así que las dejé en la estación, pesaban más de lo que podía cargar…Tenían más recuerdos, que momentos por construir, tenían más ilusiones que realidades, eran más sueños perdidos que proyecciones futuras, eran más miedos que saltos al vacío, a sabiendas que jamás, él esperaría mi caída.
Recordé la vez que me marchaba y él sólo me veía, dejándome ir sin decir palabra, las discusiones, los malos momentos y las desilusiones, después de los repetidos perdones y antes de los fatales desencuentros.

Tomé el primer tren y me bajé en la estación siguiente. Nadie me esperaba.
La soledad estaba allí recorriendo los pasillos, pero preferí obviar su presencia.

Me quedé por un lapso sentada con la melancolía a la orilla del riel y la muy atrevida me siguió zigzagueando por las calles hasta mi hotel.
Ya que estaba allí decidí abrirle la puerta y se hizo también amiga de mi habitación. Era para mi, una vieja conocida. Juntas entonamos aquella triste canción que aprendimos en los viejos tiempos de amores desprevenidos, y le mostré unas notas en mi guitarra, tratando componerle música al último poema que escribí para él.   Luego la arropé en mis brazos y le di de mi amor y mis caricias, total, era mi vieja amiga; pero por ello quiso quedarse a darme todo su dolor, y por un momento fui llanto, mi pecho se abrió sintiendo el filo de su traición, y fui plena melancolía…

Dormí la noche más larga que había vivido, prendida
a mi guitarra y a mi fiel amiga.

En la mañana el sol dejó su primer rayo cegador sobre mi rostro, y con él mi hilo de nueva ilusión, la esperanza no me dejaba, había sido liberada de su antigua prisión…

Me lavé la cara, me miré al espejo, tomé mi guitarra y la vi que aún dormía…ella era mi añeja e íntima acompañante, la que de niña cubrió mis noches de tristeza, la que caminó conmigo y mi familia hasta la iglesia y me acompañó en mis días de mayor pobreza…pero era tiempo de dejarla, ya me había enseñado todo lo que sabía.
-Y ella sabe vivir consigo misma, -me dije- lo sé. Tanto y tanto la conocía…
Redacté una esquela, y la dejé en su almohada: “debo marcharme hoy, sé que me espera una nueva vía, otra nueva estación, … adiós amiga”

Y escribí en mi móvil, unas pocas letras a un gran amigo, que un día ha juntado los retales de mi corazón, que escribió sin conocerme las respuestas a mi preguntas perdidas: he dejado durmiendo en el hotel a la melancolía, voy rumbo a la estación, pronto mi pueblo, mi antigua vida, mis derrotas, mis tristezas y mis duelos, quedarán detrás, hoy comienzo a vivir la luz de mis días…¿me acompañas?”

Cristal
recomponiendo





martes, 20 de abril de 2010

hikus


en alas de paz,
la última golondrina
mi alma libera.


suena mi amor
como agua del río
en tu corazón


tus hojas dejan
el otoño transversal
en movimiento



la esperanza
de tu dulce verano,
jamás perderé



Sandra Gutiérrez Alvez
Seda

lunes, 12 de abril de 2010

“Entre el oro que me rodea”




“Entre el oro que me rodea.”

 

Me dormí  con la brisa, de verano cubierta

Amanecí en otoño, entre brazos ajenos…

Mientras la primavera, cubre tu cuerpo pequeño…

Yo, en la distancia, amor, anhelando tus besos.

 

 

 

“Las hojas cubren de oro nuestras calles, mientras nacen en el norte los botones...” esa fue la frase con la que amanecí en la cabeza, y al incorporarme, vi aparecer rápidamente el otoño en el patio trasero de mi casa, entonces recapacité como, en pocos días, nos  hemos llenado de  paz, silencio y cambios...

Tomé los minutos de siempre para estar conmigo a solas, y a la vuelta, aprecié que nuevos sueños vestidos de oro y desnudos de miedos, envolvían el ambiente. Claro, que en cada nueva estación, somos más viejos y más sabios, vamos creciendo y avanzando en el camino…pero el otoño llega a ser muy especial: la naturaleza lentamente se desnuda, mientras nosotros nos acostamos de verano y amanecemos vestidos de invierno.

 

Tras esta reflexión matutina, me arropé en mi bata azul y con mi café entre manos,  salí a sentarme bajo la tibieza del sol otoñal en mi sillón predilecto… Parecía que a todo lo envolvía una nube de luz especial. Veía caer las hojas lentamente, y,  oros, naranjos, terracotas, colmaban la alfombra de mi jardín…

Al avanzar, sentí el crujir de las hojas bajo mis pies, y una caricia de sol sobre mis  hombros. Entonces caminé dejándome llevar por el sendero de oro que la naturaleza había creado, y en ese instante pensé que  todo cuanto me rodeaba, era exclusivamente para mí.  Pendulares sedas de arácnidos rozaban mi rostro. Las ramas se desnudaban más y más, mientras yo transitaba entre ellas y las hojas parecían despeñarse al ritmo de mis pasos.  En ese mismo momento me observé arropada, con la tibieza de marzo entre el pelo y la  piel, con el rostro acariciado por la ventisca otoñal,  y pensando en que sólo  en unas semanas atrás, me asoleaba extendida en mi reposera, en este mismo patio, en traje de baño y deseosa de mar… Y concluí, que antes pensaba en estar bronceada y delgada, y que ahora sólo me interesan cuales serán los colores que en esta temporada disimularán mis kilos de más … pero, sé que ellos también me llevarán a convertirme en una más, del homogéneo paisaje…

- Los protagonistas cambian, me dije…antes eran los cuerpos, ahora son los tejidos y modelos que los envuelven. Antes eran la piscina y el mar, ahora la alfombra de hojas y los esqueléticos  árboles. Antes la reposera, ahora mi sillón bajo el kiosco.

 

Hoy la piscina  ya está vacía y cubierta, la orilla el mar desolada, mi reposera guardada y mi sillón otoñal  en espera, como cada año, para que le cuente de mis nuevos proyectos, mis sueños y mis metas…

Y en cada instante, voy disfrutando de la inmensidad de cada pequeño cambio, caminando hacia él sin reparos, porque sé que el otoño me desnuda y me deja así, entre todo  el oro que me rodea, para nuevamente vestirme de esmeralda cada primavera…


   Sandra Gutiérrez Alvez

viernes, 9 de abril de 2010

Amada soledad




Tus pasos en la arena, han dejado sus huellas
fundidas en mi sílice, crisol de soledad.
Fueron tan y tan hondas que no puedo borrarlas,
y no supe quitarlas, ni dar un paso atrás…

Se desgranó mi risa, se disolvió mi canto
y mi vida fue llanto de gaviota sin mar…
Tuve vuelos rasantes entre el miedo y la tierra
y tu mar se hizo foso de dulce oscuridad…

Poco a poco las nubes fueron dejando el cielo
y mis ojos buscaron su barca navegar.
Divisaron la tierra, sorteando los piratas,
que en mi playa fondearon, por amparo alcanzar…

Tus pasos en la arena fueron en bicicleta,
tuvieron alas, cresta de ola, sombra y sal…
Tus pasos se alejaron de mi, y, por concreta,
se fue alejando toda mi espuma de tu mar…

Caminé como nunca, con mis pasos sencillos
escondidos en pasos de elegante andar.
Me disfracé de diosa, me engalané de cielo,
y, supe que algún día, me volvería a encontrar…

Ahora ya camino con pasos soberanos,
no preciso bastones, ni barras para andar.
Ya no sigo tus huellas ni camino en tus sendas,
ya no busco la sombra que dejas al pasar.

Me vestí de mi misma, me quité las caretas,
florecieron mis manos, y hay rocío en mi pan…
Voy camino al encuentro de realidades nuevas,
y me crecieron alas que me dejan volar…

Hoy por fin he podido, decir no, a tu silencio,
tomar de lo aprendido, mi ansiada libertad.
Y, construyendo pasos con lo que he asimilado…
voy lejos de tus huellas, amada soledad…



Sandra Gutiérrez Alvez
Seda


viernes, 2 de abril de 2010

El agua, el oxígeno y el amor





El agua, el oxígeno y el amor


Llueve...
por mi ventana irrumpen finas gotas,
gotas de sudor del cielo.
Y el vaho del interior
escapa raudo a su encuentro...

Llueve...

El agua, el oxígeno y el amor
que van y vienen…
Tu soledad adormecida,
la mía en acción continua...
¿cuántas lluvias más quedarán por venir
antes que sea piel de tu piel,
alma en tu alma,
y en ti,
 lluvia embebida...?

Llueve...

Y aún sin respuestas
permanezco con tu sonrisa
a flor de piel,
y tu mirada en la mía.



Sandra Gutiérrez Alvez

Un día final

    Por el piso sus cartas desleídas. Y unas alas de seda bajo el vidrio dejan oír en lejana suspicacia “The Girl Is Mine”  y un Michae...