Terminó el dolor...

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Sonó elemental
 mi sufrimiento
cuando sus manos
reprimieron el dolor;
 cuando entramados
sus dedos con los míos,
como odas,
abrieron de luz
el mismo
sol.
Bajó la savia
por entre los canutos
como si fuera
primavera en flor,
bajó
mientras subía el sufrimiento
y el mismo sufrimiento
terminó el dolor...
Hubo una luz
de estertor
de muerte
que dejó los zapatos
sin señor,
y el abalorio
de una radio vieja
dejó sonar
el tango
del adiós...

 Salma Hassan

Que me lo diga

Que diga la verdad, si es que promete, que me lo diga, que me hable a razón y por afecto. Que me mire a los ojos y lo grite, que tenga el valor de bendecirme con la entera propiedad que su corazón emite.

 Por favor, que lo diga disfrazado, que lo diga en silencio o lo susurre; que su voz se acerque, que su voz me queme, que su voz me deje azul de pasmo, que me enfríe el corazón y de una vez confiese.

Esta vez soy yo quien quiere que lo diga, quien quiere que lo acepte, que me diga que no, que ya no siga. Que abra sus dientes y mueva sus serenos labios, que su lengua de cielo emita llamas, que me diga que no, que no me busca, que ya no me necesita, ni me llama, que me diga que no, que no me ama.

Salma Hassan