La historia es sencilla, la vida es sencilla. Se abren caminos rectos ante nosotros, pero como humanos miedosos, perfeccionistas y ambiciosos, le sumamos complicaciones a la marcha. Vamos agregándole encrucijadas al camino y terminamos construyendo infinitos laberintos que solamente logran confundirnos.
Una casa, blanca por dentro y por fuera, puede volverse gris, derrumbarse, convertirse en una pequeña galería sin sentido repleta de aberturas y pasillos sinuosos, con más de un enredo, que despiste hasta al más ordenado. Nuestra casa, en vez de ser un refugio para el alma, puede ser nuestra mayor perdición. Puede ser un escondite para pájaros muertos, que simulen volar en el silencio del pensamiento, nido de mariposas desaladas entre los gritos de la noche, un loco recoveco de la conciencia, un albergue para ideas perdidas, un purgatorio… Pensar en salir de ella, puede significar tomarse vacaciones con la vida, resolver los problemas y darle una forma a la existencia, aunque indique desalojar el alma.
Recorrerla y conocerla, es casi un imposible sin sentido, nadie puede recorrer un laberinto sin terminar embriagado e impaciente entre sus estancias angostas, creadas con el solo objetivo de confundir. Mi casa, blanca por dentro y por fuera, puede volverse un laberinto, si yo lo permito, o ser un camino recto hacia la libertad de mi alma. Mi sueño, mi espíritu, y mi conciencia pueden ser una sola entidad y sinónimo de mi libertad.
La historia y la vida son sencillas, siempre habrá caminos rectos por donde transitar, siempre habrá espejos de agua para reconocernos, y maestros para guiarnos hacia nuestros sueños, solo debemos despertar, debemos verlos y dejar de empeñarnos en crear laberintos donde perdernos.
La rectitud conduce a la libertad y se convierte en luz que ilumina el camino. Para quien tiene su objetivo marcado y sabe lo que quiere, no hay confusión que lo detenga, oscuridad ni ruinas que lo venzan, porque siempre encontrará un arco iris después de la lluvia, y en su extremo, la olla de oro…
El sueño, el espíritu y la conciencia transitan juntos, la esperanza los acompaña. No hay enemigos para quien tiene fe y se alía con sus principios.
Una gran historia de amor es un camino recto ante nuestros ojos, un sueño despierto que nos incita a vivir y a esta bendición nunca habrá laberinto que la detenga…
Salma Hassan