Pienso en ti.
Cada mediodía,
como en un ciclo interminable,
escucho las mismas canciones,
envío los mismos mensajes,
siento las mismas cosas,
porque estoy sola, pero te siento cerca,
cada vez que te pienso...
y a su vez, te extraño...
porque quizás, en mí,
hace mucho tiempo que no piensas.
Pero tal vez no sea tanto
lo que dejes de pensar en mí,
sino quizás sea que no te animes a entender
que querer es tan hermoso
como atarse a la dulzura, como saborear la miel,
como despertar con una tierna caricia...
y cada vez que pienso en ti,
pierdo las soledades que han llenado mi alma,
se colma mi jardín de primaveras,
y las adormecidas flores, reviven sus colores,
y sueltan sus aromas,
dejando aletear las mariposas libremente
sobre ellas,
para que te dejes querer...
Porque te quiero y sé lo que se siente;
porque he querido y sé cómo se hace,
y lo que recorre tu cuerpo en cada sentimiento,
porque este amor es inmenso como el cielo
infinito, inconmensurable, incorpóreo... pero cierto...
Suelo encontrarte en mi camino,
para conversar contigo, y sentirte a mi lado...
Vuelo en tu inocencia y en tus miedos,
me intercalo en tu vida como si fuera la mía...
Te siento en mi poesía,
que ya no es tan mía sino tuya,
que ya no es tan tuya sino nuestra,
que ya no es tan nuestra sino de todos...
Invento excusas para estar a tu lado,
aunque tengo miedo de acosarte,
de ahogarte y de perderte...
A pesar de saber que tu vuelo es infinito,
y que no puedo prescindir de tu presencia,
sigo por la parte iluminada del canino,
la que me marcan aquellos
que conozco de tanto verlos.
Y en esa maraña de contradictorias variedades
estas tú frente a mí, parado mirándome,
con ojos de sorpresa, con ojos de dolor,
¡con esos hermosos ojos...!
Acusadores y compradores,
los mismos que ayer me enamoraron
y que hoy me envuelven en ternura,
los que un día miré apasionadamente,
y otro día lloré por no poder mirarlos...
Los que hoy puedo mirar,
sin miedos, sin rencores, sin abismos,
sólo los miro sinceramente...
y con todo el amor que tengo...
ellos son los que me dicen lo que sientes,
pues son los que no pueden mentir,
ellos me han contado tus secretos,
porque los he mirado profundamente,
los he visto arder en fuego,
morder la rabia, evitar la vergüenza,
alejarme con su indiferencia,
perderme en tus miedos, morir de celos,
y subir al cielo en señal de triunfo...
ellos son los que me cuentan,
lo que tú no me dices,
ellos encierran un mar adentro,
y se evaporan y se van a otros mundos...
Ellos son como tú...
Y sé que pase lo que pase,
nada podrá separarme de ellos,
ni el tiempo, que nunca ha sido mi aliado,
ni la distancia diametral de un planeta entero,
porque a ellos, como a ti, los llevo dentro...
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Salma