Hay amores eternos
que son un lastre infinito
donde cada caricia,
aunque lastima,
se vuelve un vicio
necesario, improductivo,
blanco, algunas veces,
otras oscuro...
Porque cuando la eternidad se enfría
no hay dogma que le ponga ley
ni amor que la entibie.
El amor es un don divino
y hay quienes prefieren darle la espalda
al Supremo.
Pero hay amores eternos
que son una ilusión compartida.
Y aunque a veces el viento
le borre las huellas
son siempre una luz en el camino
y llegan al rescate
de las horas muertas,
para darle vida al último sueño...
A estos, la eternidad los ilumina...
Salma Hassan
28-8-11