Me quedé esperando tu regreso
con las manos llenas de silencio
con los dedos engarzados de viento
sin anillos, sin amor ni promesas
y con un vasto cielo abierto.
Me quedé esperando tu regreso
conociendo tu amplio ego
me quedé, porque te quiero.
Y aquí estoy:
sin palabras, muda y ciega,
y con su ausencia, a mi diestra,
como regalo del cielo.
con las manos llenas de silencio
con los dedos engarzados de viento
sin anillos, sin amor ni promesas
y con un vasto cielo abierto.
Me quedé esperando tu regreso
conociendo tu amplio ego
me quedé, porque te quiero.
Y aquí estoy:
sin palabras, muda y ciega,
y con su ausencia, a mi diestra,
como regalo del cielo.
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Salma