De sutil hermosura
Lo vi desprenderse suave,
elevarse de la maleza, en su silueta.
Su silueta esbelta y elegante,
sus alas y su porte de ángel.
Su delicada hermosura,
y su sutil ilusión como cenefa...
Lo vi y sin reparar me enamoré de él
como si fuera mi primer amor.
Y quise atraparle,
rocé su cuerpo y se voló de mis manos.
Perdió la lumbre de su sutil corola,
hecha de viento y sol,
de algodonadas sedas,
nacido en la sequía temprana
que acunó el amarillo vientre
en mi pradera verde y llana.
—Déjame que vuele, -me decía-
y enamorada, pretendí atraparle.
Pero una voz angelical cubrió mi sueño:
"Quien retenga un panadero en flor,
sin dañar si quiera una cipsela,
será quien le ame eternamente,
quien pueda verle y tenerle para siempre."
Solté de mi mano su belleza, y con él mi deseo.
Porque así es el amor,
sin razón, sagrado y puro.
Y lo ha sido desde siempre.
Dejé que el viento norte lo llevara,
a recuperar el tenor de su hermosura.
Y si ha de volver,
volverá por mí,
cuando él lo quiera...
Poema Sandra Gutierrez Alvez (Vínculos de Fuego, 2011)
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Salma