El hilo de este reino


Este blog ha acompañado el crecimiento de mi humilde obra desde 2008. En él guardo versos improvisados, poemas que amo y letras sueltas, pero todos ellos conforman este puzzle que soy, un ser en crecimiento, una amante de la palabra, un sueño de poeta.
Sandra Gutiérrez Alvez (Salma)

domingo, 17 de agosto de 2025

El amanecer de una nueva vida.

 




Era tarde y hacía frío. La habitación casi vacía y yo sentada en la alfombra. El ventanal desnudo dejaba el reflejo de las luces de los coches que esporádicamente transitaban mi calle solitaria.

Pocos objetos en esa habitación sobrevivían a la intervención de la mudanza. La electricidad la habían cortado.

El teléfono aún seguía vivo. Lo miraba esperando que sonara. Y nada.

Tenía, por si acaso, el móvil en mi cartera. Silencio...

Chequeé la batería del celular y estaba baja, no quise conectarme para conservarla. Soledad...

-Sola pero acompañada, pensé.

- Y faltan pocas horas –me dije-.

No podía conciliar el sueño pensando en mi nueva vida, sola, lejos de mi ciudad y mi familia.

Fui quedándome dormida casi sin saberlo. Las luces de la calle entraban en mi mente como flechas, con un vuelo raso sobre mis ojos entreabiertos .

Siempre había soñado con este cambio, la vida en la ciudad anterior fue divertida, pero una experiencia escarpada y peligrosa. En esta, fue como un día sin sol y sin música. Ahora, casi sin darme cuenta, estaba entrando a vivir mi sueño.

Toda esa noche estuve abrumada, agobiada por miedos y pesadillas. Fue una noche larga, casi interminable.

Un rayo de luz, tímido, me despertó en la mañana.

Miré hacia el este y vi la grandeza de su belleza abrirse como pimpollo. El amanecer de un nuevo día. El amanecer de una nueva vida. Sentí a ese rayo de luz calar mi alma y a mi esencia recibirlo.

Sola, pero acompañada, pensé. Guardé mis últimas pertenencias y comencé el viaje.

La esperanza nacerá mañana, de nuevo, como un hijo deseado desde lo profundo. Como cada día nace el sol.




Salma, 2012

Corregido 2025



Fotografía 123RF

miércoles, 30 de abril de 2025

En/ContraR/sE

 


 

Ante todo soy persona. Mujer, hija, madre y amante de incontables pasiones cotidianas. Me persiguen las letras, los colores, las formas. Soy transparente al  tiempo y los amores urden en mí, como obsesivos retos.  Me dominan los pasos de mis propias flaquezas, soldadas al corazón como grilletes. Soy la que aparece y desaparece de la escena,  la que mezcla el sádico proceder de vida con el delicioso florecer de la libertad que lo disuelve y transforma, ese  perfume penetrante  que en su dulzura me permite reconocer mis latidos entre tantos.

Soy la que soy, aunque invisible ante los ojos de algunos, esos otros,  mis espejos, en los que me observo y mido, los que ciegos desafían su ignota indiferencia  sin percibir las sombras de los pasos ajenos.

Soy un ego que se reconoce, se teme, se expresa y sale en busca del otro como cómplice, y se mezcla entre el resto  sin cautela, inmune a ciertos virus que a muchos aquejan.

Mantengo distancia de aquellos magmas que  solo buscan atrapar mi esencia y encender mis fuegos más oscuros.  Olvido los suspiros que se profesan sobre mí, por virtudes que no poseo, y las lenguas agudas que rasgan mi cuero sin soslayar el límite de mis razones de ser y proceder. Sigo.

A veces me pierdo para encontrar lo nuevo. Y sigo siendo yo,  rica de polen entre las manos,  con tierra de color manando por los poros,  materias que valen más que el oro y que solo cuestan un agitar de alas,  un emprender el vuelo y  algún tronar de dedos sobre el lienzo.

Amo esta libertad que me rodea  y, si pudiera, repartiría clones de estas alas con las que he nacido, porque más allá del placer que implica cualquier vuelo,  ellas me han dado el privilegio de escapar de incontables infiernos, infiernos en los que otros, sin saber, siguen esclavos.

Ya no temo perderme, he aprendido a planear en los grandes vacíos y entre las columnas alineadas del Parnaso sin que el mismo Apolo pueda atraparme. Hay tantos dioses imaginarios en tantos universos y tanta fe perdida en tantos otros cielos, que los vuelos inútiles son, para mí, hoy, diapositivas pasando sobre pupilas rotas.

Y ya no me hieren las luminarias, ni me llama el crepitar de leños de hogueras populosas, esta ciega oscuridad  que me persigue deja ver mi propia luz, porque dentro de esta lámpara que habito, estoy yo, solo yo, que soy luz y soy persona, mujer en búsqueda perpetua de otras luces.

Sandra Gutiérrez Alvez

2016

jueves, 10 de abril de 2025

Un collar de perlas

 


Dije que no hablaría. Pero las promesas  caducan frente a la injusticia.

La bocanada presa en el oscuro silencio de mi boca, versada de una asfixia plena, expiró, y el mordaz secreto se hizo voz.

Apenas salían las primeras sílabas, cortadas, como el hilo de un collar con pocas perlas olvidadas en el fondo de un bolso de fiesta.

Lejos está el festejo de tu risa y mi complicidad acelerada frente al triunfo.

Lejos de tu conciencia cincelada y la mía a medio modelar. Jamás me enteraré si el viento dudó en ser cómplice de aquel destape, porque solo puede oírme, mi universo era mi voz sin mirar tus ojos ni buscar de tus labios la respuesta.

Y,  sin titubear y sin leer lo escrito tanto años antes, como en un discurso frente a miles, largué las filosas palabras de condena.

Porque algunos secretos no pueden vivir como animales castrados, engordando, con una vida quieta a la sombra de las sillas.

Las verdades están para ser dichas, para ser destapadas, vistas crudas, aunque nos condenen; mucho más, cuando de ellas penden muchas vidas.

 

Salma

2015

El amanecer de una nueva vida.

  Era tarde y hacía frío. La habitación casi vacía y yo sentada en la alfombra. El ventanal desnudo dejaba el reflejo de las luces de los c...