El arte que no se olvida
A mi abuelo Ramón,
herrero, buscador de tesoros y soñador.
El hombre de la mejor sonrisa.
Repiquetea, repiquetea…El golpe certero sobre el yunque.
El marrón que se apronta,
el fierro al rojo
y el arte del herrero modifica
Repiquetea, repiquetea…
La fragua de carbón,
el fuego vivo.
Las manos del herrero,
la ceniza,
y vuela en el ambiente su sonrisa.
Repiquetea, repiquetea…
La sonrisa es un arte,
que ningún niño olvida.
No volverán las tardes de reliquias,
ni vagaré entre fierros, vitalicia,
pero en mi mente,
vivo, habitas.
(Las marcas sobre el portón
de madera y carbón.)
La yerra del herrero en mi familia.
Herencia de metales y cenizas
de fuegos que queman el sol
y forja que arde en sus vidas.
Repiquetea, repiquetea…
La sonrisa es un arte,
que ningún niño olvida.
Salma H
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Salma