La razón no podrá sentir jamás lo que el alma siente. Tiene su propio sentido de ser y de manifestarse. La razón organiza lo que los sentidos proveen y nos da la cuota de rigidez para mantenernos en pie.
A veces reprime, encarcela y corta los sueños de la imaginación impulsa, que el corazón desea, que la conciencia permite, pero muchas otras veces libera a un alma débil oprimida las ideas o acciones de las más fuertes.
La razón es un arma de defensa, un instrumento de trabajo, un machete para abrirse camino en esta selva tumultuosa. Nos une y nos separa, nos atiende y nos escucha, nos da respuestas y nos hace inquisitivos, nos impulsa y nos abre los ojos. Es un puente de conocimiento hacia la sabiduría.
Mas, nunca podrá sentir como el corazón, ni hacernos soñar como la imaginación, ni hablarnos bajito como la conciencia, más bien nos grita sus verdades. Es tan necesaria como cada una de ellas y tan diferente. La razón tiene personalidad y la muestra. Vamos a usarla.
Salma Hassan
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